Biomagnetismo II

El Polo Biomagnético

El concepto cuántico de la materia viene a demostrarnos que existen tres elementos inseparables en la composición íntima del átomo: el electrón como elemento cinético en perpetuo movimiento, prácticamente sin materia mensurable, más bien como nebulosa energética que le proporciona sin embargo al átomo su capacidad de asociación. La masa del átomo representada por el protón y por los neutrones de su núcleo estable; y un espacio de proporciones tales que da estabilidad al fenómeno cinético del electrón, aún cuando su polaridad sea contraria a la del núcleo. La energía concentrada en estas estructuras es tan grande que apenas nos la imaginamos en relación a la fórmula ideada magistralmente por Einstein:

E = mc2.

La asociación de átomos así como la disociación de los mismos, obedecen a reglas estrictas que nos permiten explicar en forma comprensible su comportamiento. Sin embargo, conforme se van conjugando los átomos para formar compuestos, tejidos y órganos, hasta llegar a conseguir un ser perfecto como el hombre, las complicadas reglas de los quantums, ya no son suficientes y tenemos que aceptar finalmente al proceso vital en todas sus manifestaciones como tal, sin otro argumento que referir su comportamiento ordenado de los organismos celulares y multicelulares a un “código genético”, pero siempre en función de masa, energía y espacio.
Lo infinitamente pequeño como lo infinitamente grande, tienen comportamientos semejantes de atracción y repulsión magnética y de cinética de sus partículas o elementos y obedecen a las mismas leyes fundamentales de cargas y de resonancias que finalmente mantienen el equilibrio universal, sin llevarnos -como se predijo- a un colapso final en donde toda la materia se concentraría y quedaría anulado el proceso vital, sin el espacio necesario para sus manifestaciones.

El átomo de hidrógeno, a pesar de su estructura tan elemental, juega sin duda el papel más relevante en los procesos bioquímicos, ya que se encarga de asociar a otros átomos de mantener dicha asociación estable con un equilibrio de cargas tanto positivas como negativas, definiendo con ello las propiedades ácido-básicas.

Este equilibrio cinético de cargas nos permite entender el concepto fundamental de neutralidad energética en donde las cargas tanto positivas como negativas persisten en un nivel energético final de igual magnitud,
aunque de diferente polaridad, que no interfiere con los procesos vitales de la homeostasis celular u orgánica, mientras estén en resonancia bioenergética.

Es común que asociemos a los fenómenos eléctricos con los magnéticos aún cuando en tanto los primeros – eléctricos- son consecuencia inmediata de los segundos, éstos – los campos magnéticos-, pueden existir sin la presencia de los primeros; ahí que tanto las cargas positivas como las negativas, pueden subsistir en estados energéticos puros como consecuencia de campos de resonancia magnética, ya sean generados por la cinética de los electrones de los elementos o como consecuencia de las concentraciones de hidrogeniones en los compuestos orgánicos.

Estas concentraciones de hidrogeniones son mensurables por medio de reactivos que determinan el pH de la sustancia que soporta la concentración ya sea en déficit, en exceso o en equilibrio, pero hasta ahora no es posible hacerlo en forma directa, en órganos internos de los seres vivos. El Dr. Richard Broeringhmeyer logró la medición de los polos biomagnéticos generados por la concentración anormal de hidrogeniones en forma externa, cualitativa e indirecta, por medio de la resonancia energética de campos magnéticos de mediana intensidad que nos permite saber de inmediato e “in situ”, la presencia de los polos biomagnéticos, así como su polaridad específica.

De acuerdo a las observaciones del Dr. Broeringhmeyer, sólo se generan disfunciones en los órganos que soportan las distorsiones del pH y no le concede valor terapéutico al fenómeno de despolarización, tal vez porque no intuyó el concepto de Par Biomagnético o tal vez porque no está permitido en su país el procedimiento.

Es común para el médico medir la temperatura corporal, la presión arterial, la frecuencia cardiaca, la frecuencia ventilatoria. La conducción eléctrica de los nervios periféricos, los procesos eléctricos del corazón, pero muy pocas veces los aspectos energéticos puros como la capacidad al esfuerzo máximo, procedimiento común en fisiatría y sólo el Biomagnetismo Médico, puede medir la energía bioenergética producida por la concentración alterada de los hidrogeniones o de los radicales libres, que a su vez se generan por la presencia de microorganismos o de toxinas en los órganos que los soportan, ya que toda la materia obedece a cambios de presión, de temperatura, de humedad o de atracción electromagnética, de tal suerte que, cuando un órgano se sale de su nivel de energía, en donde a pesar de dicha alteración se siguen llevando a cabo los procesos de su metabolismo, los campos magnéticos de mediana intensidad pueden medir en forma indirecta y cualitativa dichas distorsiones, provocando el acortamiento o la elongación del hemicuerpo derecho. El hemicuerpo izquierdo se mantiene estable porque el corazón lo despolariza con cada latido, al producir una onda electromagnética alternante.

De acuerdo a la teoría del Dr. Broeringhmeyer y de acuerdo a la lógica del proceso y ambos con base en la Ley Universal de Cargas, la despolarización debe conseguirse aplicando un campo magnético de polaridad contraria a la del campo bioenergético producido por los organismos, para atraer los iones de hidrógeno o los radicales libres de polaridad contraría hacia el exterior del organismo. También el Dr. Broeringhmeyer aceptó que sólo habría disfunciones secundarias a los procesos de polarización de los órganos internos y que en el caso de los polos con cargas positivas se producirían excitaciones funcionales y en los de polaridad negativa, disminución de su función normal.El Par Biomagnético, viene a confirmarnos – como después lo veremos-, que la polarización bioenergética de un órgano trae como consecuencia, a corto o mediano plazo, procesos degenerativos finales. De cualquier forma, el concepto de Polo Magnético, descubierto y explicado por el DR. Richard Broeringhmeyer, así como la medición cuantitativa e indirecta de los mismos por medio de imanes de mediana intensidad, es la base de todo el estudio que ahora culmina con el entendimiento formal de las patologías orgánicas desde el punto de vista de la bioenergética; así como de su correlación clínica y de su tratamiento por medio de campos magnéticos, con o sin la asociación de otros procedimientos terapéuticos de orden farmacológico o quirúrgico.